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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

jueves, 14 de octubre de 2010

JESÚS NUESTRO SANADOR


Al exhibir a CRISTO, las doctrinas FALSAS se pueden ver fácilmente, y hay veces que es necesario decir y advertir los peligros que hay para que el pueblo de Dios no caiga en lazo del diablo.

Isaias 53:3-5

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Es increíble como muchos años antes de la venida de Jesús fue profetizada su obra perfecta en la cruz, lo que Jesús vendría a hacer en la tierra seria cambiar el rumbo de todo ser humano si este confía en el.

Jesús sano a muchos en su ministerio terrenal y lo sigue haciendo el día de hoy ya que el no cambia, El es invariable.
La enfermedad y la muerte entraron a la humanidad por el pecado del hombre pero así como la muerte entro también la vida y la redención por medio de Jesús el hijo de Dios.

Hechos 10:38
cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Las sanidades siguen ocurriendo ya que Jesús esta vivo, pero no podemos olvidar que Dios es soberano y que si bien la enfermedad no es una bendición Dios la permite dentro de su pueblo y muchas veces es inexplicable pero así es.
Lucas 13:10-16
Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.


Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.

Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.

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