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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

miércoles, 13 de octubre de 2010

COSAS PARA NO OLVIDAR

"Me castigó gravemente Dios, Mas no me entregó a la muerte" (Salmo 118: 18)
Luego de una fuerte crisis espiritual en el 2004, el Señor en su bondad me extendió su misericordia y renovó mi corazón una vez más para seguir, no sin antes enseñarme algunas cosas que no debía olvidar la próxima vez que la tormenta arreciara. Quisiera decir que obedecí ciegamente Su consejo y que por ello permanezco hoy en Su senda, pero desafortunadamente no ha sido así. Siempre ha sido mi Señor quien una vez más extiende Su poderoso brazo y me libra del pozo en el que suelo caer. Eso lo glorifica a Él y demuestra lo que soy: "polvo" o "nada y menos que nada" como nos dice la Escritura.
Pero, ¿qué es lo que no debo olvidar? ¿qué es lo que una y otra vez me hace resbalar? :
1.  Admitir la religiosidad, la rutina y la hipocresía (Mateo 23: 1-4. Santiago 1: 22-24, 4: 17).
2. Traspasar los límites de la gracia (Romanos 2: 4, Hebreos 3: 15).
3. Creer que "Dios entiende" cuando decido bajar la guardia (I Corintios 10: 12).
4. La liviandad con el pecado y la falta de arrepentimiento genuino (Gálatas 1: 10).
5. Agradar a los hombres antes que a Dios (Gálatas 1: 10).
6. Distraerme viendo las faltas en otros mientras no percibo las mías (Mateo 7: 3-5. Romanos 2: 1-3)
Si ser hijo de Dios fuera simplemente ser bueno a nuestros ojos o a los de los demás, muchos podrían exigirle el cielo al Creador; menos mal nuestro sabio, soberano y poderoso Dios es quien tiene el control, no puede ser burlado y conoce la realidad de lo que somos. Por ello solo nos queda salir de las palabras y el papel, caer de rodillas rostro a tierra y suplicar que nos libre de nosotros mismos para poder conocer plenamente.
"Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,Que habitar en las moradas de maldad". (Salmos 84:10)

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